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Cómo el inglés me ha cambiado la vida

Mi versión de hace 20 años o inclusive la de hace 10 años jamás hubiese imaginado que ésta versión que soy ahora tendría la capacidad de dominar el inglés casi a la perfección.



En el colegio siempre fui la alumna aplicada, de esas que se sacaba 10 sobre 10 y que era buena en todas las materias, en casi todas!, porque el inglés (y los deportes) definitivamente no eran lo mío. Por una razón inexplicable y por no tener la necesidad de usarlo jamás no le encontré un interés al inglés y tampoco sentía que fuera indispensable para mi vida, viviendo en Colombia en donde estamos solamente rodeado de países que hablan español pues jamás sentí que algún día lo necesitaría. En mis últimos dos años de colegio las clases se hicieron más difíciles y ver a mis compañeros desenvolverse mejor que yo no me generaban unas ganas de aprenderlo sino por el contrario lo rechazaba aún más, y ni siquiera mi amor por los Backstreet Boys me incentivaron para aprenderlo y entender que decían aquellas líricas que yo creía sabía cantar. Cuando me gradúe del colegio contemplé la idea de irme a Estados Unidos a estudiar y trabajar como Au Pair para ver si así por fin aprendía mi tan odiado inglés, pero por temas económicos ese sueño jamás se cumplió.



Photo by Danielle MacInnes on Unsplash
Photo by Danielle MacInnes on Unsplash

Pero la vida me lo puso de nuevo en el camino una vez comencé a estudiar Periodismo y comunicaciones en la universidad, tendría que verlo ahora durante 6 semestres y era tan importante como el resto de materias fundamentales de mi carrera, así que no tendría escapatoria, y ya no me podría librar de aprenderlo. Y digamos que sí aprendí, lo básico!. Para ser honesta jamás tuve ni el tiempo ni la energía para enfocarme en realmente aprenderlo, para mi era un requisito que tenía que chulear a como diera lugar. Durante aquellos años empecé a ver más y más la necesidad de aprenderlo, no sólo porque tenía una clase dedicada a ello sino porque otras clases requerían que leyera artículos académicos en inglés y yo no era capaz de entender nada, el traductor entonces se convirtió en mi mejor amigo, pero no tan buen amigo como para confiarme sólo de él, además siendo sinceros nuestra cultura en latinoamérica cada vez más y más se ve acogida por el idioma inglés, así que no saberlo hace que uno esté de cierta manera con un paso atrás.


Una vez graduada no era bilingüe pero sabía lo meramente “necesario”, sin embargo no tanto como para llevar mi vida profesional a otro nivel, así que eso y un corazón roto me hicieron pensar si ya era el momento de tomar una decisión radical y de una buena vez aprenderlo.


Decidí dejarlo todo atrás y moverme a Australia (ésto es otra historia que será contada en otro blog) con el objetivo principal de aprender inglés. Y antes de partir de Colombia tengo que decirles que no le dediqué ni una hora a aprender más o fortalecer lo que ya sabía, me dije a mi misma: para qué hacerlo si para eso es que me voy a Australia? y qué grave error el que cometí. Mis 3 primeros meses en Australia fueron un choque fuertisimo, mi inglés básico no era de gran aporte al momento de querer entablar conversaciones pero digamos que me ayudaba a moverme un poco y medio hacerme entender en ciertas situaciones. Una vez pasados los meses, las clases se hicieron más fáciles, me empecé a dar cuenta que mi oído se estaba agudizando más y lo que aquellos primeros días me costaba tanto que era por ejemplo el ‘listening’ y demás, pues se estaban haciendo más y más llevaderos, sin embargo el camino se veía aún larguísimo, sentía muchísima frustración al querer decir muchas cosas y no tener idea cómo decirlas, quería expresarme y era en algunas ocasiones casi imposible, a eso juntarle que mi personalidad en inglés era totalmente opuesta a lo que yo soy en español, era tímida, no tenía confianza alguna, guardaba silencio casi siempre mientras trataba dentro de mi cabeza hallarle el sentido a lo que estaba escuchando en el momento, la verdad fue una tortura para mi en muchas situaciones.


Pero el vivir en un lugar que me exigía que hablara inglés y la necesidad de sobrevivir no me dieron otra opción, tenía que aprenderlo o “moriría en el intento”, y entonces por esas casualidades de la vida encontré el amor, pero ese amor no hablaba español, pero lo que sí tenía era una paciencia como dicen nuestras mamás de “la del Santo Job” y entonces eso fue una motivación y empuje que nunca antes había tenido. Es gracioso porque a pesar de que mi inglés no era el mejor creo que el tema de entendernos nunca fue un problema, porque siempre los dos buscábamos una manera de entendernos así fuera para discutir, y obviamente no fue fácil pero si no hubiese sido por esas casualidades de la vida el tema de mi aprendizaje quizás se hubiera tomado un poco más de tiempo. Luego llegaron otros trabajos, otros cursos, amistades, compañeros y demás con los que debía hablar en inglés y entre lágrimas y risas me tocó sacar lo que sabía y empezar a aprender más para hacer mi vida más amable y poder literalmente sobrevivir.



Ver noticias en inglés, cambiar mi celular a inglés, leer artículos y revistas en inglés, ir al cine y ver peliculas sin subtitulos asi no entendiera nada, escuchar música en inglés y olvidarme de esas líricas en español tan buenas que me gustan por un tiempo y mucho más hicieron que finalmente eso que veía tan lejos fuera una realidad, poder dominar mi tan temido monstruo llamado inglés.



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Photo by Jon Tyson on Unsplash

Hoy casi 5 años después de pisar estas tierras anglosajones les puedo decir mis queridos amigos que la vida es otra, puedo tener conversaciones sin inconvenientes, bueno claro! a veces me puedo poner muy nerviosa y no poder armar las frases con mucho sentido y decirme a mí misma: pero que carajos estoy haciendo si yo domino éste idioma!! Es muy normal que eso suceda, y eso es como cuando uno se cae, uno se levanta, se sacude y sigue caminando y no mira para atrás.


Veo televisión, películas, series, vídeos y demás sin subtítulos y los entiendo, escribo, me dedico a leer libros en inglés, creo que de hecho el último libro que he leído en español fue hace más de 2 años, canto en inglés (sólo en la ducha) y ya por fin sé que dicen esas canciones que tanto me gustan o bueno al menos en casi todas, y viajo!, amigos, viajooo!!! sintiendome super empoderada, de verdad!, la primera vez que pisé tanto Estados Unidos como Australia sin saber inglés no se imaginan la ansiedad y temor tan terrible que yo sentía, yo sudaba con el solo hecho de pensar que tenía que decir algo en inglés y eso ahora es cosa del pasado, porque no importa a donde uno vaya el inglés siempre será el idioma universal, ese con los que personas como yo podemos hablar con personas de otros países, y aprender de sus culturas, de cómo piensan, de cómo viven, he conocido personas en estos años que probablemente si solo hablara español jamás hubiera podido conocer, he estado en otros países y el inglés me ha dado la posibilidad de moverme con tranquilidad, y aparte de cambiarme la vida, el inglés me ha hecho sentir que cualquier cosa que uno se proponga se puede lograr, se necesita mucha muchísima paciencia la cual olvidé en muchas ocasiones en las que lloraba sin parar por no entender, o en las que los dolores de cabeza por hablar por más de dos horas me hacían olvidar.



Y si se preguntan si lo hago sin errores y a la perfección les puedo decir que no, cometo errores especialmente al escribirlo porque me falta mucha más práctica, además yo lo aprendí por las experiencias más que por la academía, mi acento creo que a veces suena como el que hace forzosamente Sofía Vergara en Modern Family, sin embargo ya no me doy “palo” respecto al tema, es lo que es, y sé que con el tiempo y otro poco más de dedicación podré seguir subiendo mi nivel y mejorarlo, ya no me juzgo, sino que por el contrario me aplaudo por haberme permitido cambiar mi vida, ya no corro cuando un extraño me pregunta algo, ahora les ayudo, ya no guardo silencio en las reuniones familiares ni con amigos de mi pareja, ahora soy yo la que comienza las conversaciones, la que cuenta sus experiencias, la que se ríe de sus propios errores y la que cada vez más ve volver su personalidad en español pero puesta en otro idioma.



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Hola! Hola!!! Soy Yura, no me preguntes que significa mi nombre porque no lo sé, mi apellido es Prada y me encanta porque me hace sentir sofisticada como la marca, soy colombiana nacida en Bogotá  y ahora vivo en Melbourne, Australia. Me mudé a éste país en Abril del 2015 y mi vida desde aquel entonces ha cambiado un montón...

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